Zapata
Juan Cortina la Segunda Guerra de Cortina
Con el estallido de la Guerra de Secesión en EE. UU. y de la Guerra de Reforma en México, Juan Nepomuceno Cortina regresó a la ribera norte del Río Grande, vadeándolo en mayo de 1861 con una treintena de sus hombres y saqueando Carrizo, la sede del condado de Zapata. No obstante, en una confrontación de cuarenta minutos que tuvo lugar el 22 de mayo de 1861, el capitán confederado Santos Benavides derrotó de manera contundente a Cortina, matando o capturando a varios de sus hombres y repeliendo a través del río hasta México a los restos de sus tropas. Al parecer, once de los prisioneros cortinistas fueron ahorcados o fusilados por los confederados. Aún ansioso de poder y de venganza, Cortina se sumó a las tropas de Benito Juárez contra la ocupación de México por parte del ejército franco-austríaco, y fue ascendido a rango de teniente coronel. Regresó a la frontera en 1863, donde promovió la ocupación unionista de Brownsville. Incluso diversos cortinistas se enlistaron en el ejército federal, del que recibieron una compensación, por lo que tuvieron ocasión de ajustar cuentas con sus antiguos enemigos de Texas. Cortina llegó incluso a autorizar que los unionistas tomaran el control de tres de los vapores de Mifflin Kenedy y Richard King que navegaban bajo bandera mexicana. Tan solo semanas después de la ocupación de Brownsville, el general Nathaniel Banks, al mando de la incursión unionista en Río Grande, cruzó el río para ser recibido cálidamente en Matamoros por Cortina.
En el condado de Zapata se daba un fuerte apoyo en favor del bando unionista desde las primeras épocas de la Confederación en Texas. Antonio Ochoa, un influyente personaje del lugar, aglutinó a diversos partidarios de la Unión y se enfrentó al juez del condado de Zapata, Isidro Vela, en abril de 1861 en Carrizo, la sede del condado. Si bien las autoridades locales habían informado que la votación de incorporarse a la Confederación había sido unánime, hubo varios ciudadanos notables que exigieron que el condado siguiera adherido a la Unión. Después de una larga junta, el juez Vela convenció a Ochoa y a sus seguidores de que regresaran pacíficamente a sus casas. Se daba en el condado de Zapata una desconfianza intrínseca hacia la autoridad central, heredera de los principios sobre los derechos individuales garantizados por El Fuero Juzgo, obra de jurisprudencia de España cuyos orígenes se remontan al siglo VI. Esta suspicacia se manifestó de manera muy evidente mediante las acciones llevadas a cabo por figuras importantes como Bernardo Gutiérrez de Lara, quien planteó un órdago a las autoridades españolas con una declaración de independencia de Texas en 1813 durante la Guerra de Independencia de la colonia. En 1839, en desafío directo al orden dictatorial establecido por el presidente Antonio López de Santa Anna en Ciudad de México, el condado de Zapata constituyó el centro neurálgico para la formación de la República del Río Grande: la población de El Uribeño albergó la reunión inicial de los dirigentes de este movimiento, y en ese mismo lugar se proclamó esta república. Este espíritu y voluntad independientes contribuirían a alentar los conflictos en el condado de Zapata durante la Guerra de Secesión de Estados Unidos.
La Escaramuza en Rancho Redmond
El rancho de John Redmond estaba ubicado justo al sur de Carrizo, sede del condado de Zapata, en una concesión de tierras de la familia Cuéllar, a la que accedió por la vía del matrimonio. Redmont, comerciante local y administrador de correos, había solicitado en 1858 la formación del condado de Zapata mediante la agregación de terrenos pertenecientes a los condados de Webb y Starr. En poco tiempo, fue nombrado el primer juez del condado y ejercía una importante influencia política. El 21 de mayo de 1861, después de la matanza por parte de las fuerzas del capitán confederado y futuro coronel Santos Benavides de partidarios de la Unión en El Clareño, un gran contingente de cortinistas, es decir de seguidores de Juan Cortina, pusieron cerco a la unidad confederada en el Rancho Redmond. Pronto llegaron de Laredo refuerzos de la Confederación, obligando a Cortina a retirarse a través del Río Grande después de librar batalla. Al final de la Guerra de Secesión, el ejército estadounidense, incluyendo las tropas del Regimiento Negro, emplazó una guarnición en este rancho, en el que continuó hasta 1867.
La Represalia Confederada de La Soledad
Después de la escaramuza del Rancho Redmon y de la batalla que tuvo lugar en Carrizo en mayo de 1861, Juan Cortina y sus seguidores no regresaron al condado de Zapata. Sin embargo, la lucha contra los confederados de Texas continuó bajo la dirección de Octaviano Zapata, quien en diciembre de 1862 atacó con sus hombres un tren de abastecimiento confederado cerca de Roma, Texas, causando así el corte de las líneas de suministros de la Confederación. Ésta represalió la acometida mediante la destrucción de viviendas en La Soledad, una comunidad agrícola en el condado de Zapata ubicada unas diez millas al sur de Carrizo, lo que deterioró más aún las relaciones entre la Confederación y los disidentes del condado, conduciendo a altercados posteriores.
En abril de 1861, varios días después de la confrontación en Carrizo entre los partidarios unionistas dirigidos por Antonio Ochoa y el juez del condado de Zapata Isidro Vela, una unidad de caballería confederada acuartelada en Laredo llegó a Carrizo bajo el mando del capitán y futuro coronel Santos Benavides. Poco después, el juez Vela ordenó el arresto de Ochoa: Benavides y sus hombres se dirigieron a El Clareño, donde vivían Ochoa y sus seguidores, y se desató una batalla en la que fallecieron numerosos civiles. La noticia de la matanza se extendió con rapidez por el condado y hacia otras comunidades a ambos lados de la frontera, contribuyendo a una situación ya de por sí complicada en la que el sentimiento unionista se mezclaba con la simpatía por la causa de Juan Cortina. Éste, un terrateniente de la zona de Brownsville, había sido desahuciado de sus tierras por abogados y jueces corruptos en colusión con agentes de las fuerzas del orden, quienes codiciaban como ellos las concesiones de tierras que existían desde la época colonial española. Las muertes en El Clareño engendraron una oposición local aún mayor contra la Confederación y contra el uso de la región fronteriza como centro de las exportaciones de algodón a través de puertos mexicanos, para así evadir el bloqueo naval unionista de los puertos confederados.
Periodo de Reconstruccion de Zapata
El periodo de reconstrucción que se extendió entre 1865 y 1877 fue una época de restricciones políticas para los residentes del condado de Zapata, así como para los del Estado de Texas. Todos los cargos públicos electos debían recibir la ratificación de sus credenciales por parte del gobernador Edmund J. Davis antes de jurar el cargo. Así, Cesáreo Flores fue elegido sheriff del condado de Zapata en 1872 pero no pudo empezar a desempeñar sus funciones hasta que el gobernador no emitió una autorización que certificaba su lealtad a los Estados Unidos, documento que llegó fechado a tres de enero del año siguiente. Desde el punto de vista económico, el lugar y otros puntos fronterizos prosperaron de manera notable cuando el gobierno mexicano de Juárez declaró una zona franca comercial a lo largo de la frontera con Estados Unidos. El comercio de bienes sin imposiciones aduaneras contribuyó a la prosperidad y la modernización mediante la introducción de productos de manufactura que mejoraron las condiciones de vida y laborales en los campos y los ranchos. Durante este periodo, las familias más acaudaladas empezaron a enviar a sus hijos a escuelas en Laredo, San Antonio, Monterrey y Saltillo. También empezaron a abrirse muchas escuelas privadas en los pueblos y villas del condado de Zapata, contribuyendo a la educación general de la población. Casi toda la docencia se llevaba a cabo en español, y el currículo consistía de materias como literatura, lectura y aritmética, con una gran dedicación a la redacción y la caligrafía, consideradas entonces como señal de refinamiento de la persona.
Tres regimientos pertenecientes al U.S.C.T. (siglas en inglés de United States Colored Troops, un contingente conocido como el «Regimiento Negro»), entraron en El Valle en el otoño de 1864. Acuartelados en la Isla de Brazos Santiago, este cuerpo fue organizado después de que el presidente Abraham Lincoln promulgara la Emancipación de los esclavos en Estados Unidos en 1863. Un destacamento la 62 de Infantería combatió a los confederados en la Batalla de Rancho Palmito el 13 de mayo de 1865. Dos semanas después, el 30 de mayo, la 62 y otras unidades del ejército se desplazaron hasta Brownsville y ya para entonces casi 16 000 veteranos del regimiento negro del 25º Cuerpo del ejército habían llegado desde City Point, Virginia. Pronto fueron desplegados, distribuyéndose entre los fuertes Brown, de Brownsville, Ringgold, de Río Grande City, McIntosh, de Laredo, y Ducan, de Eagle Pass, así como en otros emplazamientos menores, a fin de evitar que los antiguos confederados establecieran un gobierno en el exilio y un ejército en México. Posteriormente, el Regimiento Negro y sus sucesores, los llamados «soldados búfalo» (tal como los denominaban los indios de las praderas) patrullaron la frontera para evitar que la violencia que se desarrollaba en México se propagara a través de la frontera en los Estados Unidos, así como para disuadir a bandidos e indios de atacar a las comunidades locales. Los soldados negros se ajustaron bien al árido terreno desértico y a la diversidad cultural de El Valle, tal como reflejó el sargento mayor Thomas Boswell de la 116: «Si nuestro regimiento permanece aquí tiempo suficiente acabaremos hablando todos español, porque estamos aprendiendo muy rápido». La última compañía del Regimiento Negro, la 117, abandonó el Río Grande en julio de 1867.
Después de la violenta represalia por parte de las fuerzas confederadas en La Soledad, durante la cual se destruyeron viviendas y edificios, Octaviano Zapata y sus hombres atacaron El Clareño, capturando y ahorcando al juez del condado Isidro Vela. El bando de Zapata consideraba a Vela persona traicionera, a causa de la orden de arresto contra Antonino Ochoa y sus hombres después de la reunión sostenida en Carrizo. Zapata y sus partidarios continuaron sus correrías a lo largo de la frontera hasta 1863, cuando los confederados, al mando del oficial confederado Santos Benavides, acabaron con él y con algunos de sus hombres cerca de Mier, en el Estado de Tamaulipas, México. Con posterioridad, la contienda se desplazó fuera del condado de Zapata y, bajo la protección de las fuerzas de Benavides, los comerciantes del lugar y las navieras pudieron emprender la exportación del algodón confederado a México para los lucrativos mercados europeos, eludiendo así el bloqueo naval unionista de los puertos de sureños.